Brocha de afeitar: ¿Cómo conservarla adecuadamente?

¿Cómo conservar la brocha de afeitar?

A la hora de querer mejorar nuestra imagen, el afeitado es una de las tareas que más van a influir en ello. La mayoría de los hombres lo realizan de manera rutinaria; en función de las características personales de cada uno, deberemos afeitarnos con más o menos asiduidad. No obstante, lo cierto es que, si hemos optado por lucir una cara libre de vello, deberemos afeitarla cada cierto tiempo.

El afeitado clásico es uno de los tipos de afeitado más antiguo y que hoy, gracias al renacimiento de la moda de la barba, se está volviendo a practicar. Basta con darnos un paseo por cualquier barrio y/o tienda de cosméticos masculinos para darnos cuenta de ello. Y es que, lejos de ser una moda, el afeitado clásico aporta unas ventajas frente a otros tipos de afeitado en términos de durabilidad, cuidado y resultado.

Una de las características que definen a este tipo de afeitado, es las herramientas que debemos poseer para llevarlo a cabo. La brocha y la navaja son elementos fundamentales para poder realizarlo. Como ya sabemos, es muy recomendable elegir productos con materiales de calidad, aunque no basta con ello; también deberemos ofrecer, a estas herramientas, unos óptimos cuidados para poder beneficiarnos de los mejores resultados durante más tiempo.

Las brochas, especialmente si tienen pelaje natural, pueden estropearse rápidamente si no las conservamos de manera adecuada. Sabemos que una brocha de estas características puede ser bastante costosa, por lo que resulta necesario aprender sobre los cuidados que debemos otorgarle antes y después de su uso.

Las brochas de afeitar y sus cuidados

Una brocha es un utensilio que consta de un mango, del que sobresale un manojo de pelajes de diferentes materiales. Su función es esparcir la espuma de afeitar por toda la superficie de la barba, para proceder, posteriormente, al afeitado.

Encontramos un gran abanico de brochas en el mercado. Los materiales de los que están formados están muy relacionados con el precio. De esta manera, encontramos brochas muy económicas, realizadas con pelo sintético, o brochas con pelaje natural. Entre medias, encontramos también brochas mixtas u con otro tipo de materiales que aportan una calidad media. Lo ideal, si nuestras posibilidades nos lo permiten, es elegir una brocha de cerda natural. Sea como sea, los métodos de conservación que te ofrecemos a continuación sirven para todo tipo de brochas.

¿Qué cuidados otorgarle y cómo conservarla?

Antes del primer uso

Si hemos adquirido nuestra brocha de afeitar recientemente y vamos a darle el primer uso, deberemos lavarla previamente. Será el mejor método para eliminar cualquier tipo de suciedad que haya podido acumular en su proceso de fabricación y distribución.

Para ello, podemos usar agua tibia con un poco de jabón, y limpiarla hasta haberla enjuagado por completo durante unos minutos.

Es normal que, en el momento de la limpieza, pierda algunas cuerdas. No todas se adhieren con la misma eficacia.

Una vez la hayamos limpiado, deberemos dejarla secar en un lugar fresco y seco, alejada, a ser posible, de fuentes de humedad. Es recomendable trasladarla a otra estancia que no sea el baño, y en la que no exista una fuente de agua.

Para facilitar a su secado, es recomendable usar un sujetador de brochas. De esta manera, la brocha quedará depositada en el aire, con las cerdas hacia abajo, lo que permitirá un mejor secado.

Es importante comprobar si las cerdas están secas antes de usar la brocha. Deberemos poner especial atención a las que quedan en la zona más interior. Si estas están secas, nuestra nueva brocha de afeitar estará lista para usarse.

Antes de usarla

En el momento previo a usarla, mojaremos de nuevo la brocha. De esta manera, las cuerdas quedarán uniformes y esto ayudará a esparcir correctamente la espuma sobre nuestra barbilla. Bastará con situarla debajo del chorro del agua, y ayudar con el dedo a que su parte interior también se moje.

Con las cuerdas mojadas, podremos empezar a esparcir la espuma por nuestra cara, de manera ordenada y cuidadosa, haciendo contacto, pero sin apretar demasiado. Lo ideal es que la brocha se deforme lo menos posible con nuestros movimientos.

Después de usar nuestra brocha de afeitar

Una vez hayamos terminado de afeitarnos, deberemos recoger nuestros utensilios. Es entonces cuando deberemos ofrecerle los cuidados post-afeitado a todas las herramientas. En lo que respecta a la brocha de afeitar, deberemos limpiar cualquier resto de espuma. Para ello, mojaremos el pelaje con agua tibia y, con los dedos y de manera suave, ayudaremos a eliminar cualquier resto incrustado en el pelaje que queda en su parte interior.

Una vez esté limpia, golpearemos suavemente la brocha para eliminar el agua sobrante, y procederemos a su secado. Aunque es un proceso de debe hacerse al natural, deberemos proporcionar el ambiente adecuado para que sus materiales no se estropeen. De nuevo, la depositaremos en el sujetador de brochas, de manera que el pelaje quede en su parte inferior. De esta manera, la humedad caerá hacia abajo, y la brocha quedará totalmente seca.

Es importante dejarla secar en un lugar fresco y seco, alejado de cualquier fuente de humedad. Por ello, el baño no es el lugar ideal. Además, deberemos evitar guardarla en armarios o lugares pequeños, por lo menos mientras no esté totalmente seca. La falta de aire o la presencia de humedad puede hacer que el moho invada nuestra herramienta, y esto no será nada recomendable.

Si tiene moho o jabón incrustado

Si el proceso de limpieza no se ha dado correctamente, o por otras causas nuestra brocha contiene moho, necesitará un proceso de limpieza más exhaustivo. Para ello, podemos usar preparados de limpieza creados para este fin. Los encontraremos en farmacias o en tiendas de higiene masculina. En este caso, deberemos atender a las indicaciones del fabricante para llevar a cabo la limpieza de la mejor manera posible.

Si nos la llevamos de viaje…

Si debemos realizar un viaje lo suficientemente largo como para tener que afeitarnos fuera de nuestro hogar, deberemos trasladar nuestra brocha de afeitar en su estuche. De esta manera, el pelaje conservará su forma y el viaje no dañará su estructura. Por supuesto, antes de guardarla deberemos asegurarnos de que esté totalmente limpia y seca.

Además, deberemos llevar con nosotros su sujetador, para poder proceder a su secado de manera correcta aunque nos encontremos fuera de casa.

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